2 de Abril de 2015
No es hasta que se vuelve a
fallar cuando uno se da cuenta de cuán frágil es la memoria y de lo
veloz que lleva este desconfiable hecho a la idealización de un
pasado que nunca fue tan perfecto. Qué fácil quedarse solamente con
lo bueno y placentero, qué duro es recordar los detalles poco
agradables cuando se intenta reconstruir un puente destruido largo
tiempo atrás.
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