lunes, 11 de julio de 2016

OFRECIMIENTO

14 de Noviembre de 2010


Ofrecer, qué verbo tan modesto. Ese verbo al que tantos y tantos le dan un significado que en ocasiones no tiene o que simplemente se usa en situaciones convenidas. ¿Qué es lo que máximo que se puede ofrecer y qué no? ¿Hasta qué punto se estaría dispuesto a ofrecer sin recibir? ¿Se puede ofrecer la gloria, la fama y el poder? Aceptar alguna de estas tres quimeras desemboca en la esclavitud de deseos efímeros con los que evadirse de la realidad, un engaño a uno mismo.

Todo frente a nada o mucho frente a poco. En más de una ocasión la elección resultaría fácil. Algunos se conforman con tener un piso decente, un coche caro, y mucho dinero. Otros, con ser felices les basta.

Querer abarcar todo no es sino el miedo a quedarse sin nada.

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