4 de Diciembre de 2011
Mi
silencio ahorra inquietudes que mi alma desea gritar hasta
desgarrarse, hasta desahogar la más absoluta angustia provocada por
la crueldad de tu abandono. Pero no, ¿por qué molestarse? Es más
fácil dejarlo todo dentro, pensarlo y no expresarlo justificándote
en que nadie te entenderá. Son esos fantasmas del pasado los que
vagan por mi interior, esos que comulgan con mis miedo, se entrelazan
y crean unas inquietudes latentes permanentes.
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